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martes, 23 de agosto de 2011

El mismo fuckin tema.

Entiéndanlo, perder un hijo no es un perder un juguete, no son juguetes ni objetos, ni los seres humanos ni los animales lo somos, merecen respeto y que les guardemos un duelo durante cierto tiempo. No son cosibles, ni nosotros ni los animales.


Por eso dejé de participar en tantos foros de pérdidas porque, últimamente la vida está a la deriva, no entienden que perder un bebé no es algo fácil y se requieren cuidados, se requiere tiempo, esfuerzo y aceptación; No podemos pretender embarazarnos al día siguiente por más que nos duela la pérdida... Entendamos que no son sustituibles, que no por embarazarnos pronto quiere decir que está bien, todos tenemos nuestros tiempos y también nuestro cuerpo, no podemos andar por la vida obsesionadas... Hay que darnos nuestro tiempo de conocernos y de reconocernos, de saber quienes éramos y aceptar que no volveremos a ser las mismas, que todo lo que nosotros conocíamos, ya ha dejado de existir y que debemos labrar un camino nuevo, lleno de aprendizajes y de sabidurías que nos tuvo que dejar nuestro bebé.

No comprendo a esas mujeres que pierden a su bebé y al mes o dos andan desesperadas por volver a ser madres sin tener consideración con sus cuerpos, con sus utéros, sin darse cuenta del daño que se están haciendo y a su cuerpo también.

Los hijos no son muñecos que si se rompen se pueden volver a comprar, ni son objetos ni trofeos, son seres humanos, que tienen o tendrán una personalidad propia, que no pueden ser iguales a otros porque todos somos únicos e irrepetibles, esa es la magia de la vida; Los hijos no son caprichos ni sensaciones que un día tengo y al otro no, son responsabilidades y compromisos.

Yo comprendo lo que se siente el quedarse en medio de la nada con todo listo, con la ilusión al máximo, pero nosotros nada podemos hacer al respecto, más que saber donde pisamos, entre toda esa hojarasca reconocer que debemos comenzar de cero, ser mejores personas y no dar por sentada la vida.

Un hijo no es un refugio para liberarse de la amargura, ni de los complejos, ni mucho menos es una tabla de salvación para ''amarrar'' a un hombre o continuar con un matrimonio mediocre que nada tienen que estar haciendo juntos, es una razón para seguir, para comprender el misterio de la vida, para entender que pasamos la mayor parte del tiempo pensando estupideces mientras dentro de nosotros ocurre algo maravilloso ¿Le hemos dado alguna vez a nuestro cuerpo las gracias por todo? En mi entrada anterior, dije que mi hija menor había sido el último regalo de mi cuerpo, así es y le doy gracias todos los días... Y le di gracias cuando el dolor pasaba, por haberme dejado ser mamá tan poco tiempo.

Siempre que leo a mujeres histéricas y desesperadas por estar de nuevo encintas, siento un desazón porque, no se permiten sufrir, ni recuperarse, ni entender que pasó. Por eso dejé de entrar en esos foros, donde todo se basa en la ciencia, en la práctica, en la cuñada que a las 3 semanas de perder su embarazo ya estaba teniendo relaciones con su esposo para volver a embarazarse, en que el médico me dio ésto o lo otro... Y no piensan en el ser interno, en el atavismo de la mujer y de la hembra que se va a su cubil a lamerse la herida... Y a recuperarse.

Y éste es el único espacio donde puedo decir que pienso realmente y donde puedo plasmarlo... Y también en donde puedo desahogarme.

Esto es con mucho respeto, es sólo mi punto de vista y mi sentir...






jueves, 18 de agosto de 2011

Mi último embarazo.

Recuerdo de mi último embarazo...


He tenido la suerte y la desgracia de estar en ambos lados, de ver hijos vivos y de sufrir por hijos que murieron, mi vientre ha sido nido y ha sido tumba, ha sido fértil y fuerte e infértil y débil, he tenido la dicha de tener dos hijas maravillosas como traviesas, mágicas, con una perfección que será irrepetible, he tenido la desdicha de perder tres hermosos bebés, igual de perfectos, lo malo es que nunca sabré como es que hubieran sido, eso sigue doliendo, pero el camino del amor y del dolor, nos lleva a recorrer senderos y a aprender muchas cosas.

Mi último embarazo, fue hace tres años, hace tres años éste embarazó culminó con el nacimiento de mi hija menor, Leona, ella nació sana, fuerte, viva y con el cabello más negro que cualquier noche de verano. Ella se hizo de suspiros, de ver juguetes tirados y pensar que Sora no tenía con quien compartirlos, se hizo de invierno y de primavera, se hizo de magia y de fuego, se labró en cristal, en ojos de los cielos más azules y más enormes de éste mundo, así nació Leona, con sus ojos abriéndose al mundo, con sus manitas que parecian, no sé, como de terciopelo, era como una muñequita que salió de ese cuento que, jamás contaron.

Ahora es toda una niña que el lunes irá a la escuela, se me acabó la bebé de la casa, se me acabó el tiempo de los pañales, de las teteras, del chupón, de que no sabía caminar, ni comer, ni sentarse, ni decir nada, ya no tengo bebés en casa, ella fue el último regalo de mi cuerpo.

Después de ella, éste útero que antes fue dador de vida, de salud, que albergó durante nueve meses a dos criaturas, fue capaz de ser un cementerio, fue capaz de volverse frío, inhóspto, cruel, éste útero ya no soportó ser el refugio acogedor, tibio, que era en el pasado, ya no quiso, así que después de llegar a muchas conclusiones, decidí que prefiero quedarme con el recuerdo feliz del embarazo de Leona y Sora, decidí desde hace años, que ya no tendría más hijos biológicos y así será. El día de ayer acudí con mi médico y solicité los exámenes preoperatorios, si todo sale bien en octubre me ligarán las trompas y no volveré a ser madre nunca.

Leona fue y será siempre el mayor tesoro que me obsequió mi vientre, en ese entonces mi vientre era una cuna llena de amor y yo podía acariciar mi panza cada que quisiera, porque sabía y confiaba en que, el ser que estaba ahí estaba a salvo, que era el único sitio seguro en el mundo, Leona se movía con fuerza y rapidez y yo era feliz, me quedo con la gran fortuna de saber que se siente parir un hijo, me quedo con el orgullo de caminar como pinguino .... Te amo Leona... Gracias por ser el tesoro más grande que mi cuerpo me dio....!