Se cuela por las ventanas, entra hermosa por la sala y se va diluyendo en el frío de las 6...
Por alguna extraña razón la melancolía siempre me persigue, con esas manos heladas y finas, con esos cristales de recuerdos gloriosos, epócas pasadas, días inexistentes que nunca volverán, por que tal vez nunca exisitieron.
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