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martes, 14 de junio de 2011

Y la vida siguió después.

Mi tío murió un miércoles 15 de diciembre del año 2010... Eran como las 11.50 o 11.55 del día, yo estaba trapeando el piso cuando mi papá me llamó o yo le llamé primero no recuerdo, pero lo que si recuerdo fue que me dijo que mi tío ya estaba muriendo y que salía para verlo pero al llegar al hospital, no lo alcanzó con vida.

Mañana cumple seis meses de que falleció y la vida después siguió claro está, a partir de ese momento las cosas fueron diferentes, me acerqué más a mis familiares a los que hacía muchos años no veía; volví a ver a mi abuela, hablar con ella, con mis primos, reír y pasar momentos felices. La vida ha seguido y llevo a mi hija al kinder, me imagino a mi tío mirándonos cada mañana cuando nos dirigimos con mi papá a la escuela, cuando platico con alguien, cuando comemos, supongo que siente entre alivio y tristeza al saber que su familia seguimos haciendo las cosas de siempre aunque él ya no esté, que seguimos riéndonos, escuchando música, viendo televisión, disfrutando la lluvia o el café o un cumpleaños, una fiesta escolar, que a él le gustaría como a mi papá estar aquí y verlo, vivirlo, emocionarse y sonreír... ¡Claro que si! Pero también sabemos que eso hoy por hoy es imposible físicamente pues... Él está en otro lado.

La vida siguió con comidas familiares, con días fríos, con nevadas, con sueños y proyectos personales, sé que mi tío me daría buenos consejos ahora a éstas alturas de mi vida, tenía los mejores abrazos, los mejores consejos y también un mal genio, pero era un buen tipo, creyó en mí y me tuvo fé, fue la única persona que hizo eso en mi vida antes de conocer a mi esposo.

Las tardes siguen igual, las noches y los fines de semana, las fechas festivas, pasa el tiempo y ya van seis meses... y la vida ha seguido después en la búsqueda de esas cosas que nos hacen falta y que las tenemos dentro.

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