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domingo, 3 de octubre de 2010

La felicidad tiene que ser un perro.

O al menos tener unos ojos de perro, de esos que nos miran cuando nos levantamos y nos saludan con esos movimientos de cola y entonces nos sentimos importantes por que, al menos en este mundo maldito, hay seres como ellos que nos adoran sin importarles como seamos. Debe tener cuatro patas peludas y dar brincos por algún patio, ladrarle a los extraños sólo para decir...''Aquí vive la persona más maravillosa del planeta''. Aunque fuera de su idealismo perruno seamos unos bastardos llenos de egoísmo, la felicidad debe tener unas orejas que se muevan de una manera tan graciosa cuando escuchan nuestra voz distorsionada al llamarlos por su nombre y ellos vienen a hacernos miles de preguntas con cada lenguetazo, es un perro de color negro con lenguita morada que espera sentado y no muy paciente por su plato de comida y agua y corre por la casa jugando a que atrapa un gato y lo vuelve a dejar ir para volverlo a atrapar...La felicidad es eso que nos espera asomado por la ventana y nos huele desde que venimos doblando la esquina para salir como loco a recibirnos sin importar que no hayamos tenido un buen día...Debe ser eso que acompaña a los ciegos para ayudarlos a ver el mundo como es lleno de magia y textura, deben ser esos colmillines blancos y capaces de destruir desde un oso de peluche hasta un hueso de chuleta...La felicidad es saber que siempre contamos con ellos y que bien podemos mirar un globo cualquiera con tal asombro para sentirnos aliviados de las tonterías.

La felicidad es un perro...Que se salvó del parvovirus y que tiene la panza hecha trizas por lo mismo pero que no hace escándalo por haber comido sopa revuelta con croquetas...Es ese que duerme a los pies de nuestra cama, la felicidad es ese perro que es capaz de darnos tantas lecciones para darnos cuenta que al menos en los oídos de la felicidad...De esa felicidad, nuestra voz nunca será apagada.

Si, la felicidad es un perro.

Dedicado a Valo y a Ferris, mis amigos de cuatro patas.

2 comentarios:

Ceci dijo...

Que preciosas tus palabras. Claro que la felicidad es un perro, entre otras tantas cosas, pero por algo existe una frase que dice "Quien no conoce la felicidad, nunca ha tenido un perro" o algo así dice la frase.

Yo le debo mil sonrisas a mi Fidel, no sabes la cantidad de veces que me ve callada o sin hablar y me trae uno de sus juguetes para que juguemos. O cuando estaba en recuperación de mi cirugía, un día de mucho dolor arta de todo me tire a llorar al piso y el perro se me acerco, me miró con esos ojitos brillosos y me lamió la cara. No me quito el dolor pero sí las lágrimas :)

Un abrazo Ale!!

Anónimo dijo...

ES que ellos se fijan en todo, aprecian cosas que nosotros no vemos...Bien dice una frase...''Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma estará dormida''...

Saludos ceci!!!!