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domingo, 7 de septiembre de 2008

Calcinando el tiempo.

Depende de que tiempo hablemos, no, en serio, sería bueno terminar quemando el pasado, aunque no sería tan divertido, nos quedaríamos sin memoria.

Nunca he tenido mucha creatividad para las manualidades, pero podría hacer muchas figuritas de eso que llaman ''origami'' y podría echarlas a volar seguro que mejor se mojarían por que últimamente en el desierto ha llovido mucho, muchisímo para ser el desierto.

Cuando recuerdo mi pasado, no me siento mal pero ocurre lo contrario al recordar pasados ajenos, yo siempre he existido no así en la vida de alguien, de alguien a quien quiero, amo y respeto, pero no sé que me da que no soporto muchas cosas, ni muchos nombres, ni muchas palabras, por eso cuando llegué a México, no plasmé mi nombre en las paredes, ya había muchos y no quedaba espacio para el mío, especialmente uno muy significativo para ese alguien ocupaba imaginariamente gran parte no sólo de las paredes, si no de muchos espacios en esa casa, tampoco plasmé ni pinté mis gemidos en las sábanas, ya había demsiados gemidos, y fluídos para plasmar los míos, y hay cosas que el cloro no borra, especialmente los gemidos de ese nombre, de esa persona con cabello de mujer, no había ya espacio para mi, ni para mis letras putrefactas, ni para las gargólas que pensé diseñar un día a mi modo, por que ya hasta eso se había reservado antes, como quien dice, llegué muy muy tarde y ya se habían ocupado todos los lugares y por más innovador que pareciera mi recién estrenado arte de amar, ya antes se habían estrenado otros, en efecto, llegué tarde.

He prendido cerillos y encendedores para calcinar ese tiempo, mis tiempos y el de esa persona, pero no ha habido suficientes encendedores ni cerillos para acabar con todo eso, que no me corresponde pero alguien tiene que hacerlo, y es que son tantas y tantas cosas, las mías se quemaron pronto, no eran muchas, por eso se calcinaron y se volvieron cenizas de papel maché, que olían mal, y que se fueron fétidas con los aires de semana santa.

¿Podré un día calcinar el tiempo ajeno? ¿Podré un día decir: ''Está bien, todo está bien''?...¿Algún día dejaré de temerle a los demonios? ¿A los extraños? ¿Podré calcinar mis miedos? ¿Podré saludarlos un día? Muchas interrogantes, muchas dudas, muchos podré, podría, pudiera ser.


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