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miércoles, 1 de octubre de 2008

Tú allá, yo aquí.

Era miércoles, lo recuerdo bien, sonó el teléfono y algo me dijo que contestara yo, al otro lado una voz, una voz extraña, firme, una voz con un acento tipíco de las personas del centro del país, y eras tú, no pensé que me hablarías, mucho menos imaginé que de verdad vendrías y menos que todo eso que parecía fantasioso se haría realidad.

Han pasado ya 4 años desde aquello, un día me dijiste que llegarías el viernes, y ese viernes ha sido uno de los días más extraños que he tenido; Un día antes de que todo se descubriera, de que vieras que realmente no era yo la chica de las fotos, estaba muy nerviosa creyendo que todo se iría al caño, y ahora al recordarlo me da risa, pero en ese momento en lo que menos pensaba era en reír, te llamé muy temprano al día siguiente diciéndote que mejor no vinieras por que mi papá estaba enojado, pero aún así decidiste venir, creo que en el fondo ya sabías la verdad, y a mi no me quedo más que arreglarme lo mejor que pudiera y poner mi mejor cara ante el ridículo y verguenza inminente.

Ese día acompañe al neurológo a mi abuela, mi papá me había dicho que no te vería si él lo creía necesario, en el fondo deseaba que eso fuera así, y así me evitaría muchas explicaciones, pero había que hacerle frente a mi mentira, y tenía que darte una buena razón de por que lo hice, estaba segura que te darías la media vuelta, sin embargo, me viste ahí sentada, con unos jeans y una blusa negra, con unas sandalías color plata, con una cola de caballo, con un maquillaje perfecto, yo te vi de abajo hacia arriba y descubrí unos ojos interrogantes, como cuando un niño ve algo que desconoce pero que a la vez le impresiona, me levanté y te diste cuenta que eras más alto que yo, y que yo podía usar tacones las veces que quisiera por que de todos modos nunca iba a estar más alta que tú, lo que siguió no lo recuerdo, la mente se quedó en blanco, y sólo me acuerdo de que era un día medio nublado, sólo recuerdo el intenso calor de agosto.

Por esas fechas, las cosas ya no eran como antes, ya no había tantos obstáculos que burlar, sin embargo nos sentamos en el parque que aún sigue vivo, que aún sigue guardando muchas escencias entre ellas, la nuestra, me preguntaste tantas cosas que yo no sabía donde meter la cara, no era capaz de mirarte a los ojos, fue la primera vez que al conocer a alguien me intimidé a tal grado que mi paisaje no eran los cerros, ni las calles, era el suelo terroso con miles de hormiguitas caminando, me dijiste que no buscabas nada afuera, que lo importante estaba adentro, no nos besamos como tantas veces por teléfono y messenger me lo dijiste, no fui a buscarte al aeropuerto como tantas noches te lo dije, no, nada de eso, estábamo tú y yo inmersos en un mar de confusión, luego como queriendo dar otro aire al asunto, me dijiste que tenías hambre por que en el avión sólo te habías comido una galleta integral, así que me tomaste de la mano y nos fuimos a comer, yo llevaba la cabeza bloqueada, no te pude llevar al ''Venecia'' así que casi por inercia llegué a la malinche, y entonces comimos unas tostadas u tú un burro muy grueso relleno de carne deshebrada en chile colorado, como gesto de gentileza te ofrecí le llamarás a tu padre para decirle que estabas bien, supongo que te habrá preguntado algo por que tú sólo dijiste: ''No, no tiene los ojos azules''.

Seguías en el intento de romper la tensión y me dijiste ''¿Sabías que te pareces a Penélope Cruz? Y también a Ana de la reguera, aunque tienes también un aire con Ana Serradilla'', todas esas actrices te gustaban (y te siguen gustando) y yo, con una sonrisa nerviosa dije que no, que nadie me lo había dicho nunca, volviendo al tema, me dijiste que ibamos a ir al hotel a platicar, SÓLO A PLATICAR según tú, así terminamos de comer, y salimos, nos fuimos a pie pues estaba cerca, tomaste mi mano y sin decir nada relacionado a ese embrollo exclamaste ''!No sé para que me traje está playera, tengo mucho calor'' y como no, si era pleno verano y tú llegaste de negro, con una playera tipo sudadera de manga larga, tus botas de motociclista y unos pantalones con muchas bolsas que se cerraban con un velcro, no dijiste nada relacionado con mi treta en el camino, y cuando viste el ángel de la plaza mayor que por ese entonces apenas estaban terminando de construir, dijiste irónicamente ''Ayyy si, como no, le quieren copiar al de Reforma, ya lo verás, es más grande el pilar y el ángel menos dorado''. Aún querías que nos fuéramos, aún querís estar conmigo, hicimos una parada en una tienda, y compraste tus cigarrillos, en ese tiempo fumabas ''camel'' y de ahí llegamos al hotel, entramos a tu cuarto, y comenzó un interrogatorio ''Tragi-cómico'' igual que hoy, yo estaba resfriada, tenía la mitad de la nariz hecha mierda, tenía tos, y creo que hasta tenía fiebre, pero no sentía nada de eso, terminando la plática de tragedia griega, me puse de pie, tenía la intención de salir y asomarme para ver la alberca, regresé al cuarto y me senté en tus piernas, a lo que tú dijiste ''Espera, dame tiempo''. No te di demasiado tiempo y ya sabemos en que desembocó, en un primer beso, y en todo eso que me decías en las noches, en esas noches tan finas de cristal cortado y bordadas de plata.

Al día siguiente era sábado, me dolía el cuerpo ¿Sabes? quedaste de pasar por mi a las 9.00 am, olvidé intencionalmente el celular, así que de un público le llamé a mi papá diciéndole eso, que el celular estaba descargado, nos fuimos a buscar un hotel en la zona del centro, y cuando lo encontramos fuimos al tuyo, hicimos lo que teníamos que hacer sin resultado, y sacamos tus cosas, nos fuimos en taxi, y llegamos a lo que sería nuestra ''Luna de miel agridulce'' muchas veces me decías que fue innecesario haberte dicho eso, haberte mandado fotos, por que yo era bella, no lo sabíamos, pero el domingo 22 de agosto de 2004, sería el último día que yo dormiría sola, que yo dormiría en una cama individual, pues a partir del lunes 23, dormiría en una mitad de cama que tú rentabas desde hace mucho, y que yo había alquilado ese lunes caluroso de agosto, llegamos en la tarde-noche, alrededor de las 7.30 pm, pero en el horizonte repleto de cerros y casas que se veían pequeñas, se apreciaba el cándor del atardecer, una línea azul intenso, otra más naranja y el imponente color rojo del sol moribundo, por un momento el cielo se puso tan azul como en abril, llegamos al hotel y volvimos a platicar, creo que tenía otra vez fiebre, tenía mucha sed, estaba temblorosa, y salimos a comprar para cenar, ¿Cómo te explico lo que sentí al dormir acompañada la primera vez? En otra cama, sin medir espacios y moviéndome como siempre sin tocar vacíos, sin acariciar sábanas, llego el martes, el despertar cercano el amanecer, escuchar los ruidos de la calle, escuchar tus latidos, tu respiración, era nuevo para mi el voltear y verte, compartiendo ese espacio, ese lugar que no era nuestro pero que mientras estuvimos ahí, lo hicimos propio, salimos a una agencia de viajes para comprar los boletos, y de ahí nos fuimos a mi antigua casa, para sacar mis últimas cosas, me llevé un montón de libros y mi cajita donde guardaba mis maquillajes, nos fuimos y entonces descubrí que ese sería el último día y la última noche en Chihuahua, en el desierto de arena naranaja.

El miércoles 25 fui a despedirme de todos, mi papá me dio un beso y sonrió pues yo era feliz, salí de esa casa, de ese callejón, sin melancolía, sin tristeza, sabiendo que en unas horas estaría tomando un avión para comenzar otra vida, nos despedimos y mi papá te dijo que me cuidaras bien por que te estaba entregando su más preciado tesoro, le dije que me llamará a las 8.30 pm tiempo de aquí, estaríamos llegando a México alrededor de las 7.40, pero México df es inmenso, infinito y las distancias son largas, y para más seguridad ya estaría en mi nueva casa a las 8.30 tiempo de Chihuahua, 9.30 tiempo de la ciudad de México. Nos fuimos en taxi al hotel, a bañarnos, serían cerca de las 2 de la tarde, pero no había agua, sólo nos cambiamos, y te tomé de la mano y te dije ''De aquí en adelante, siempre juntos''.

Llegamos al aeropuerto, ni siquiera iba nerviosa, antes de documentar, le llamé a mi papá para despedirme, y entonces comenzó la aventura, se llegaron las 5.15 y estábamos abordando el avión, fue un vuelo lleno de besos y lleno de ''te amos''. Llegamos y todo era mágico, era una ciudad que no terminaba nunca, era eterna.

De eso han pasado ya 4 años, nadie daba un quinto partido en dos ¿Lo recuerdas?, ahora somos una pareja, somos padres...Somos una familia.

(Sora y Leona nos veían de alguna parte).

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