RSS

martes, 18 de mayo de 2010

¿Y así quieres tener un hijo?.

''A veces, algunas personas, necesitamos que nos digan que nos hemos equivocado''.


Cuando yo nací, era un día cualquiera de un año cualquiera, a mitad de cierta década defectuosa y nací en un julio muy oscuro, con una madre que no quiso darme leche de sus pechos...Yo nací desperdiciando la aurora de ese verano en el desierto naranja...No se avistaba el diciembre negro y lleno de llagas...Ni siquiera esa vez cuando me caí y me abrí la mano, la barbilla y la rodilla.

La voz de Ville todavía no se hacía presente dentro de una casa junto a una música estruendosa, ni siquiera sabía que tenía dos padres...Y con el tiempo y las cicatrices que me fuí haciendo paulatinamente entendí una cosa...''Si yo no me quiero, no podré querer a nadie más'' Aprendí a quererme y a aceptar cada uno de mis defectos, cada una de mis virtudes sin decir...'' Bah, esas son bobadas''. Cuando mi hijo Leonardo murió, entonces dije: ''Debo querer a los bebés que me pueda cruzar en mi entorno, esas madres no tienen la culpa de mi desgracia y mucho menos sus hijos son los responsables de mi frustración''. Claro que dolía ver a esas chicas llenas de alegría por que iban a ser mamás, dolía mucho pero, ¿Ellas tenía culpa? ¿Yo merecía más que ellas ser mamá? ¿Por qué pensaba yo que la vida se iba a frenar sólo por que ahora pasaba yo a formar parte de una estadística? Entonces me dije...''No debo albergar amargura dentro de mí, debo sentir felicidad por aquellas que puedan lograr su sueño''.

Y cada noche, al dormirme, sin rezarle a ningún Dios, sin decir ninguna oración, decía: ''Que todos los niños que hoy nazcan, se queden al lado de sus padres por muchos años, que sean felices en una familia linda'' ''Que todas las mujeres que están embarazadas en éste momento, tengan un buen embarazo y no tengan complicaciones''. En el primer día del nuevo año, meses después de perder a Leonardo, llego mi prima política, con su niña en brazos, era una niña tan hermosa, blanca, de pelo negro y unos simpáticos broquelitos en las orejitas....Le pedí que me la prestara y ella accedió sonriente de saber que alguien quería cargar a su bebé...Me senté en una silla del comedor, todos me veían pues, nunca demostré tener agrado por los bebés, la acaricié y la miré a los ojos, sentí esa pielecita suave y sin defectos, esos soniditos tiernos que hacen los bebés...¿Cómo alguien siente algo negativo por los niños? Es imposible, pensé yo, la devolví y sentí que había sanado algo en mí...

Al cabo de algunos años, vi que el test casero que mi esposo puso sobre una tapadera del gel, tenía dos rayas...¿Me habría escuchado esa estrella?...Y entonces comprendí que había dado buenos deseos aún en mis momentos más sombríos, que no me deje llevar por la amargura ni me sentí la única mujer maltrecha por haberme quedado vacía....A los nueve meses llegó mi hija Sora, seguro que Leonardo estaba feliz por que, él nos estaba viendo tomado de la mano de alguien en algún lado...A los dos años y tres meses después, vino Leona, mi luchadora y mi idola pequeña...la que sobrevivió y se cuidó sola...aquí está embarrada de chocolate y pollo con mole...Y sigo deseando lo mismo, que todas las mujeres tengan hijos sanos, que lloren mucho al nacer, que sean unos gritones y no las dejen dormir....Que se tengan que levantar muy temprano para llevarlos a la escuela...''Señor y Señora, sé que ustedes están conmigo, sé que ustedes están con esos niños a punto de nacer''.

A veces cuando el fastidio se hace presente, cuando no puedo más y cuando tengo los pies más hinchados, a alguna de mis hijas se les ocurre pedir algo, cuando estoy a punto de estallar, procuro detenerme y pensar...''En éstos momentos, mientras estoy batallando para que ellas duerman, coman o me hagan caso, hay madres que sufren por que sus hijos están desaparecidos, hay madres y padres que lloran en junto a una cama de hospital pues su hijo está muy enfermo, hay niños con cáncer, hay niños lejos de su madre o de su padre'' Y sigo con mi camino de saber tener paciencia...Es difícil pues conmigo no la tuvieron, pero me reflejo en ellas y no quiero que ellas sean como fui yo.

Y cada noche después que llega mi esposo y al término de alguna plática, veo a Sora dormir llena de dulce, con la recámara hecha un desastre, jugues, migajas de galletas, paletas a medio comer, y Leona señalando a la tele, aún despierta....Apago la luz y digo: ''En éstos momentos, mientras yo estoy queriendo dormir a mi hija menor, hay niños solos en sus casas por que sus madres los han dejado ahí, hay niños llorando en plena noche en medio de un cuarto de algún orfanato y nadie les calma sus pesadillas''.

En tanto no entendamos que, los demás no tienen la culpa de nuestras desgracias...No podremos vivir en perfecto amor ni en perfecta armonía y por lo tanto, esos bebés no podrán llegar a corazones llenos de resentimiento.

Hagamos de nuestros hijos ausentes, nuestros mejores recuerdos, brindemos en su honor una buena vida a los demás seres...Y seamos seres verdaderamente humanos.

2 comentarios:

Ceci dijo...

Mi beba ausente es mi mejor recuerdo de hasta dónde puede llegar el amor y de las fuerzas de una mujer que persigue sus sueños.

Yo también creo que mientras una no se libere de esos sentimientos negativos, de culpas, de broncas innecesarias...como podrías llevar en tu seno a un hijo cargada de tanto?...

Ojala Ale, muchas mujeres leyeran esto, tus palabras vienen siempre llenas de sinceridad y de mucho amor hacia tus hijos, tus hijas deben estar orgullosas de su mami.

Anónimo dijo...

Gracias Cecy, no podremos amar, si no nos amamos a nosotros mismos...

Gracias por pasar y por tus palabras....!

Besitos.