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viernes, 5 de diciembre de 2008

Nueva casa.

Grande, espaciosa, acomodada, un pequeño jardín envuelto en abandono que poco a poco va tomando forma de algo, de casa, de morada, de cueva, de cuchitril, de mansión, de HOGAR.

Han sido días extraños, ya he puesto el árbol navideño, decorado con esferas negras y estrellas fugacez simulando un deseo las luces son verdes e intermitentes, chispeantes, excesivas es de fibra óptica de todos modos no necesia luces, pero las que tiene son muy tenues, muy bajas y a mi hija no le gustan.

A ella le gustan los colores vivos, por eso olvidé un poco el negro taciturno de mios vestimentas fúnebres, me quedé con mis cosas negras de terciopelo y pana guardadas, aunque sigo y seguiré siendo como y quien soy, oscura, como siempre.

La mujer que me trajo al mundo está enferma, de cáncer, apenas lo supe antier, ella me compró este píno el año pasado, me dio dinero para ir a comprarlo como regalo de navidad, me dijo que la próxima navidad quizás ya no esté aquí.

Yo no quiero a un ángel, ni creo en Dios, ni en ángeles, yo la quiero a ella...

Me sigue haciendo falta una mesa de centro...

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