La ropa.

El clima ha cambiado, se ha puesto frío, quedaron atrás esas playeras desmangadas y frescas, atrás las sandalías y el aire acondicionado...

Hoy ví la ropa de invierno, esa, con la que pasé el peor momento de todos, y no pude evitar sentir eso, que se siente cuando vuelves al lugar de la tragedia, cuando uno regresa a la esquina en donde comenzó la peor pesadilla...En esos días fríos y llenos de dudas, de ansiedad, de desgaste, de malestar, de estar aquí pero no estar, de miedo, sobretodo de miedo, y de pensar que era mejor morir.

Hoy ví ese suéter café que usé en muchos inviernos, no tan negros como el anterior, hoy lo vi, y también a esa chamarra azul celeste con franjas negras, y a ese suéter rojo, y a esas calcetas de toalla a rayas moradas y rosas...A esas cosas tan simples, que hoy son algo difícil de ver.

Toda esa ropa a simple vista no significa nada, más que pura ropa de invierno, pero huele a todo eso que viví, huele a temor, a miedo, a tristeza, a depresión, a crisis...A todo ese remolino que me soltaron de plomazo, a cuando veía el reloj y no encontraba el momento de sentirme mejor...A esas veces por la mañana que el espejo me engañaba, que tristeza. Como pesan los aniversarios, como pesan cuando no son para festejar algo ó lo que se festeja es el primer año del proceso más turbio y doloroso que viví...Como pesan los recuerdos a veces, cuando estás paredes eran color crema, y la reja era blanca, y la fachada no era azul si no color rosa salmón...Como duelen los aniversarios que no son luctosos, pero si, que nos traen esas vivencias de epócas turbulentas y vóragines que se han ido desintengrando.

Es como pensar que, hay fragmentos de miedo ahí, y los hay...Es como cuando uno vuelve a esa casa de infancia, donde sólo había golpes y gritos, y tiempo después luce vacía, pero con los ecos de los llantos de niños...Cosas que se quedan pegadas ahí...

Pero es la última parte del proceso, enfrentar algo tan sencillo, como un suéter de lana con estambre color café...