RSS

jueves, 22 de octubre de 2009

Una mariguanada...

Era un día lluvioso ¿Saben? Pienso que quizás, yo haya visto algo de eso en otro lado...

Alejandra había fallecido un día antes, pero su cuerpo ya estaba en una funeraria, los únicos que estaban con ella, eran su marido y su padre, nadie más, su hermana se excusó en que no tenía auto y su madre ni siquiera contesto el teléfono, no estoy segura si supo que había pasado.

La funeraria estaba casi en el centro, y su padre lucía derrotado fumando un cigarro sin filtro sentado en uno de los escalones del recinto, su esposo, estaba sentado en un sillón, en la sala se escuchaba una música, nada aturdidor, él llevaba el celular de su esposa en la mano, estaba esperando una llamada de la mejor amiga de la muerta.

En eso, se escuchó un estruendo, un gran golpe que mutiló los sentidos de la sala, que estaba vacía, a lo mejor hasta la lluvia se intimidó y decidió caer más despacio y con más de contoneo, el padre y el marido, entraron en la sala y encontraron a Alejandra sin un rasguño más que en la mano derecha, quizás con esa mano quebró el cristal del ataúd, estaba dentro aún, pero sentada con el vestido que había llevado en su boda civil, con las piernas juntas cuidando que no se viera nada que no debiera verse, pues, no llevaba ropa interior ( a los muertos no les ponen pantaletas ni sostén).

Alejandra los miró asustada y sólo dijo:

-Si no hubiera reaccionado, ustedes me entierran viva.

El padre corrió a ayudarle para que saliera, el marido, sacudió su cabeza e hizo lo mismo, ella salió llena de olores a líquidos y llena de sudor, pensó que, quizás estaba muerta efectivamente y que aquello no era más que, un reflejo corpóreo, pero era muy evidente para ser un reflejo.

El padre fué a hablar con la dueña, la conocía bien y en otras ocasiones, ella le ayudó mucho, la señora fué y revisó todo, Alejandra estaba sentada en el mismo sillón donde su marido había estado minutos antes.

La música dejo de sonar y el celular emitió una vibración que todos oyeron y ella contestó:

-Bueno.

-¿Alejandra? Ale, soy M.

-Si, sé quien eres, si no despierto, éstos inconscientes me entierran con todo y todo...

Conversó unos segundos con la mujer del otro lado, y colgaron.

La dueña dijo entonces, que ya no había ninguna necesidad de nada, y que se fuesen, pues ya nada tenían que hacer ahí.

El ataúd quedó en el piso, con el cristal quebrado, pero a lo mejor le sirvió a alguien más.

Alejandra se tocó el corazón, y sintió un tum tum tum regular, observó en un cristal de coche sus dientes para no variar, aunque en ese momento era en lo que menos pensaba, lo hizo por costumbre.

Los tres se fueron a tomar un café.

''Desperté envuelta en una cobija, él tenía una cara paliducha, no durmió por que no creyó que yo había vuelto...Hoy es un bonito día, si, hoy es un bonito día''.

0 comentarios: