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jueves, 26 de febrero de 2009

Para recordar...



Ese es mi desierto, cuando no habìa muertos regados entre lotes baldìos y hieleras, el desierto que no se rinde nunca pero que esta decapitado, que tiene raìces heladas y calientes, que es extremoso en todo aspecto; ese desierto que en cada calle guarda mis pasos de epòcas pasadas y de tiempos peores con tintes de resignaciòn, que guarda palabras del ayer, los recuerdos futuristas de èste hoy tan escaso y venenoso, ese desierto naranja que se ve rumbo a Jùarez, es el que cubre esos instantes pestilentes y con fama de vulnerables, mi ciudad que hoy luce diferente y extraña.

Los diamantes no sirven de mucho, sòlo para presumir, las tardes rosadas de los meses primaverles se quean fotografìadas en imàgenes que poco a poco toman màs contenido nostàlgico, que poco a poco escasean asì como el agua y la comida, por que tambièn la crisis llegò a mi ciudad, a una ciudad que no tiene fama de gran ciudad, ni està de moda, ni es una de las principales, ni es una de las màs importantes, todos cabemos en todos lados, y cuando me fui esa vez la extrañè pero por que era otra, y ahora me queda chica, tan chica como el espacio entre mi cerebro y la lìnea media de mi inconsciente que me reclama tantas cosas.

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