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miércoles, 25 de marzo de 2009

Chicle sabor melancolìa.

Tenìa mucho tiempo de no ver el cerro del coronel en la noche, desde que vivìamos en la casa de juguete, era lo que extrañaba, el cerro por que ademàs es un mirador y desde acà se ven las luces de los autos que suben y bajan...

Por la ventana de aquella casita se veìa todo el cerro, hasta la estatua de Josè Marìa Morelos y Pavòn, claro de un tamaño diminuto pero se distinguìa...Luego nos mudamos y ese cerro nunca lo vi màs de noche, y hoy que me subì a los escalones que tiene el jardìn lo vi de nuevo, con todas esas luces y antenas, con los autos subiendo y bajando, con el fresco de la primavera que aùn se siente frìo, con el olor de la noche, con la ropa secàndose en los tendederos, con el olor a vida y al amor, masticaba un chicle, y ese chicle cambiò el sabor a hierbabuena, por el sabor de la melancolìa.

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