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miércoles, 4 de marzo de 2009

En el camino.

Cuando uno es pequeño, ignora casi todo acerca del mundo exterior, sabrà lo malas que son algunas personas por los adultos, sabrà que si uno sale solo a la calle cabe la posibilidad de que nos roben y nos hagan cosas muy malas, pero no sabemos cuando somos pequeños, que el mundo no sòlo tiene gente buena y gente mala, tambièn hay gente envidiosa, hipòcrita, intrigosa, de doble cara y de doble moral, èsto sin caer en la consiencia si sean malas personas o no.

A las personas buenas uno las conoce por sus acciones, su impetù ante la vida, sus actitudes, a las malas se les conoce por eso mismo pero al revès, los malos estàn del lado opuesto y muchas veces lucran con la bondad, tarde o temprano los descubrimos, a los envidiosos se les huele de lejos, esos que siempre andan viendo que compramos, que tenemos y ellos no, que les falta a ellos y a nosotros, si nos dieron el trabajo esperado y sienten una especie de alivio venidero y efìmero si se dan cuenta que nosotros estamos màs jodidos que ellos, esos son unas piedritas en los zapatos al caminar la calle de la vida, piedritas que muchas veces sacamos y que otras, por el ajetreo y cosas algo màs importantes, las dejamos dento, pero que sabemos lidiar con ellas.

Pero hay otros que son peligrosos, que nos pueden hacer creer cosas que no son tan reales, que nos pueden subir a la escalera màs alta del ego, que nos pintan todo un campo de trigo dorado y perfecto, siempre nos hablan y nos dicen de pequeños y de grandes que nos cuidemos de la maldad, pero nunca o casi nunca, nos dicen y nos advierten que nos cuidemos màs de los aduladores, de esos bufones de pacotilla que se rìen de nosotros hacièndonos creer lo ùltimo, ùnico y maravilloso del mundo, cuidado.

Los aduladores son aquellas personas que siempre nos estàn diciendo lo geniales que somos, lo encabronadamente buenos que somos, lo estùpidamente inteligentes que somos, puede que lo seamos, pero èstos seres se encargan de voltear esas cualidades en unas armanas muy peligrosas, y cuando nos damos cuenta que en realidad somos como todos, nos venimos abajo y ellos se carcajean en alguna parte.

Los falsos aduladores siempre mienten, son indescisos, irrespetuosos y sobretodo poco, muy poco confiables, siempre nos estaràn poniendo tentanciones, diciendo mentiras, poniendo pretextos, y si necesitamos ayuda, ni pensarlo, ellos sòlo sirven para engrandecer nuestro ego, pero no son màs que lacras que desean arrastrarnos hasta un estado decadente como el que ellos han logrado alcanzar.

Tienen frases muy optimistas rayando en lo fingidas, y si nos encontramos a un adulador con colmillo y nosotros somos jòvenes, estamos perdidos, en teorìa, por que yo tengo colmillo para identificarlos, no hago mucho caso a todas las maravillas casi fantasiosas que opinan de mi, ni de mis trabajos, ni de mi persona, confìo en mis capacidades, sè que soy una persona con cierta inteligencia como lo pueden ser muchas, sè que no estoy en un abismo tan hondo, sè quien soy y lo que valgo, por eso mismo, me da algo de coraje que esas personas se crean tan listas y tan buenas para engañar, la mayorìa cae, por eso hay que tener cuidado y precauciòn.

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